Una de las causas de esta distorsión de la política es la desconexión de las autoridades con la realidad. Las autoridades son aquellas personas que ejercen una función de dirección, de representación, de decisión, de control, etc., en los distintos ámbitos de la vida social, como el gobierno, la administración, la justicia, la educación, la salud, la seguridad, etc. La realidad es el conjunto de hechos, situaciones, problemas, necesidades, expectativas, demandas, etc., que afectan a las personas y a las comunidades en su vida cotidiana.
La desconexión de las autoridades con la realidad se produce cuando las autoridades ignoran, desconocen, desprecian, niegan, ocultan, distorsionan, etc., la realidad que viven y sienten las personas y las comunidades a las que se deben. Esta desconexión tiene graves consecuencias para la política y para la sociedad, como la pérdida de legitimidad, de credibilidad, de confianza, de respeto, de apoyo, de participación, etc., por parte de los ciudadanos hacia las autoridades; la generación de conflictos, de tensiones, de descontento, de protesta, de resistencia, de violencia, etc., por parte de los ciudadanos hacia las autoridades; la dificultad para resolver los problemas, para atender las necesidades, para satisfacer las expectativas, para cumplir las demandas, etc., de los ciudadanos por parte de las autoridades; la imposibilidad de alcanzar el bien común, de promover el desarrollo, de garantizar la justicia, de asegurar la paz, etc., por parte de las autoridades.
¿Qué factores influyen en la desconexión de las autoridades con la realidad?
Hay muchos factores que pueden contribuir a esta desconexión, pero en este post nos vamos a centrar en dos de ellos: las influencias éticas y la adulación.
Las influencias éticas.
Son aquellas que afectan al comportamiento, al juicio, a la decisión, etc., de las autoridades, en función de los principios, los valores, las normas, las creencias, etc., que rigen su conducta. Las influencias éticas pueden ser positivas o negativas, según favorezcan o dificulten el cumplimiento del fin de la política, el bien común. Las influencias éticas positivas son aquellas que orientan a las autoridades hacia el respeto, la responsabilidad, la honestidad, la transparencia, la integridad, la coherencia, la solidaridad, la equidad, etc. Las influencias éticas negativas son aquellas que desvían a las autoridades hacia el egoísmo, el interés, la ambición, la codicia, la corrupción, el abuso, el fraude, la mentira, la injusticia, etc.
La adulación.
Es una forma de halago, de elogio, de alabanza, de reconocimiento, etc., que se dirige a las autoridades, con el fin de obtener algún beneficio, de agradar, de complacer, de impresionar, de influir, etc., en ellas. La adulación puede ser sincera o falsa, según se base o no en la verdad, en la realidad, en la objetividad, etc. La adulación sincera es aquella que reconoce los méritos, las virtudes, los logros, etc., de las autoridades, sin exagerar, sin ocultar, sin manipular, etc. La adulación falsa es aquella que inventa, que exagera, que distorsiona, que oculta, que manipula, etc., los méritos, las virtudes, los logros, etc., de las autoridades.
¿Qué impacto tienen las influencias éticas y la adulación en la desconexión de las autoridades con la realidad?
Las influencias éticas y la adulación pueden tener un impacto positivo o negativo, según favorezcan o dificulten la conexión de las autoridades con la realidad. Las influencias éticas positivas y la adulación sincera pueden tener un impacto positivo, ya que pueden motivar, estimular, incentivar, etc., a las autoridades a conocer, a comprender, a atender, a resolver, etc., la realidad que viven y sienten las personas y las comunidades a las que se deben. Las influencias éticas negativas y la adulación falsa pueden tener un impacto negativo, ya que pueden desmotivar, desestimular, desincentivar, etc., a las autoridades a conocer, a comprender, a atender, a resolver, etc., la realidad que viven y sienten las personas y las comunidades a las que se deben.
¿Qué alternativas existen para reducir la desconexión de las autoridades con la realidad?
Hay muchas alternativas que pueden contribuir a reducir esta desconexión, pero en este post nos vamos a centrar en dos de ellas: la participación ciudadana y la rendición de cuentas.
La participación ciudadana.
Es el derecho y el deber de los ciudadanos de intervenir, de opinar, de proponer, de decidir, de controlar, etc., en los asuntos públicos que les afectan. La participación ciudadana puede ser directa o indirecta, según se ejerza o no a través de representantes. La participación ciudadana directa es aquella que se realiza mediante mecanismos como el referéndum, la iniciativa popular, la consulta popular, el plebiscito, el cabildo abierto, la revocatoria del mandato, etc. La participación ciudadana indirecta es aquella que se realiza mediante mecanismos como el voto, la elección, la representación, la delegación, etc.
La rendición de cuentas.
Es el deber de las autoridades de informar, de explicar, de justificar, de responder, etc., por su gestión, por sus acciones, por sus resultados, etc., ante los ciudadanos. La rendición de cuentas puede ser legal o social, según se base o no en normas jurídicas. La rendición de cuentas legal es aquella que se realiza mediante mecanismos como la fiscalización, la auditoría, la sanción, la destitución, etc. La rendición de cuentas social es aquella que se realiza mediante mecanismos como la transparencia, la publicidad, el acceso a la información, la evaluación, el reconocimiento, etc.
¿Qué impacto tienen la participación ciudadana y la rendición de cuentas en la reducción de la desconexión de las autoridades con la realidad?
La participación ciudadana y la rendición de cuentas pueden tener un impacto positivo, ya que pueden favorecer la conexión de las autoridades con la realidad. La participación ciudadana puede favorecer la conexión de las autoridades con la realidad, ya que puede permitir a los ciudadanos expresar, comunicar, transmitir, etc., sus opiniones, sus propuestas, sus necesidades, sus expectativas, sus demandas, etc., a las autoridades, y a las autoridades conocer, comprender, atender, resolver, etc., la realidad que viven y sienten las personas y las comunidades a las que se deben. La rendición de cuentas puede favorecer la conexión de las autoridades con la realidad, ya que puede obligar a las autoridades a informar, a explicar, a justificar, a responder, etc., por su gestión, por sus acciones, por sus resultados, etc., ante los ciudadanos, y a los ciudadanos verificar, evaluar, valorar, reconocer, etc., la gestión, las acciones, los resultados, etc., de las autoridades.
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